En el marco del mes de Julio victorioso, el pueblo Nicaragüense conmemora uno de los episodios más trascendentales en la historia de lucha revolucionaria, la Liberación del Fortín de Acosasco, ocurrida el 7 de julio de 1979. Este acontecimiento marcó el fin del dominio militar de la dictadura Somocista en la ciudad de León y simbolizo la inminente caída del régimen en todo el país.
El Fortín de Acosasco, ubicado al suroeste de la Ciudad de León, fue por décadas un bastión del poder represivo, su imponente estructura triangular en forma de punta de lanza Posee muros anchos en talud con canales en la parte superior que se utilizaban como trincheras. Dispone de entradas por pasillos abovedados en ambos lados, siendo uno de ellos ancho para introducir el material bélico.
Este sitio de terror utilizado por la Guardia Nacional albergaba una guarnición armada que vigilaba y reprimía a la población desde las alturas, convirtiéndose en un símbolo del terror impuesto por la dictadura Somocista durante los años más intensos de la insurrección, su presencia representaba un obstáculo estratégico para la liberación total de León.
La toma del Fortín una victoria del pueblo
El Frente Occidental “Rigoberto López Pérez”, después de feroces combates, logró tomar el Comando de la Guardia Nacional en la ciudad de León. Los guerrilleros sandinistas cortaron las rutas de apoyo por aire y tierra, y el 7 de julio de 1979, después de diez días de asedio, tomaron por asalto el Fortín de Acosasco, último reducto de la genocida Guardia Nacional que eran dirigidas por el Mayor General Gonzalo Evertz “Vulcano”.
Después de este triunfo decisivo, las columnas guerrilleras avanzaron indetenibles, venciendo a los guardias en La Paz Centro y Nagarote, continuando hacia Managua.
La liberación de esta fortaleza militar no solo representó un triunfo táctico, sino también un hito histórico para la población, que vio en ese momento la posibilidad concreta de una Nicaragua libre y soberana.
De Espacio de Represión a Sitio de Memoria Histórica
A partir de ese día, el Fortín de Acosasco dejó de ser un centro de represión y pasó a convertirse en un sitio de memoria histórica, un lugar de homenaje a la lucha, el sacrificio y la dignidad del pueblo leones. Hoy las nuevas generaciones de nicaragüenses visitan este espacio para honrar la valentía de quienes ofrendaron su vida para una patria libre, bendita y soberana.
Hoy a 46 años de ese acto heroico, la liberación del Fortín de Acosasco sigue viva en el corazón de León y de toda Nicaragua, como recordatorio de que los pueblos valientes, dignos y unidos son capaces de transformar la historia.